lunes, 12 de marzo de 2012

Otro tipo de teatro


  • Repaso al barrio de El Portillo-Lavapiés, una zona de Madrid dominada por el teatro.
  •  Tiendas, corralas y librerías especializadas tienen la culpa de este fenómeno.
Más allá de todas las zonas céntricas de la capital, donde abundan las tiendas y los establecimientos culturales mayoritarios, hay un lugar en el corazón de Madrid que late por escenas.
Todo empieza en la sala "La cuarta pared", en Embajadores. Una escuela de teatro en la que también se dan espectáculos. Se enseña el teatro contemporáneo como en pocos sitios y el método es infalible: repetir, repetir y volver a repetir. Con las obras muy trabajadas, los integrantes del grupo disfrutan aprendiendo y mostrando al público sus genialidades en las llamadas "clases abiertas", sesiones a las que puede asistir quien quiera para disfrutar, como si de una función se tratase, de todos los ejercicios que se realizan.

El pasado sábado 11 de febrero, tuvo lugar la última de estas. La lección empezó con una actividad que servía para meterse en el papel de una mujer, ya que la obra -La esperanza en un táper rosa- expresa a modo de denuncia el papel femenino en estos tiempos. Consistía en vestirse, así de simple. Con música ambiente, los actores iban probándose prendas de ropa a ellos mismos y a los compañeros buscando la belleza. La concentración era lo que más se observaba, estaba permitido todo, pero sin perderla. 
Más tarde, repiten frases con distintos tonos de voz para ver cómo reacciona el cuerpo a los cambios anímicos de la mente. Posteriormente, comienzan las escenas.
Todas giraban en torno a una empresa que tiene que despedir a gente. Así caen dos mujeres empleadas. Una de ellas, directora de comunicación. Con la ayuda de sus amigas, intentan superar el trauma y buscar empleo.

La que antes contaba con un puesto alto, empieza a descender en su empeño de la búsqueda. Primero, pide trabajo en su mismo puesto, pero otra empresa, después solicita empleo, en distinta compañía para estar un poco más abajo en el organigrama, y así hasta que se ve en una entrevista para ser dependienta en una tienda de moda. Una actuación soberbia de todos los participantes hace que el espectador se adentre en la obra como uno más.


Al salir del recinto, sólo unos metros más allá, te encuentras con una librería exclusiva de teatro. Esquilo se pasea por sus estanterías "como Pedro por su casa" y cualquier cosa que busques, la tienen. La tienda -Librería Yorick- es un pequeño local, pero que alberga mucha magia en su interior.

Y por último, la corrala de la escuela de teatro Cristina Rota, un edificio típico de Madrid en el que se puede disfrutar de las artes escénicas de una manera muy tradicional.

El agradable paseo termina aquí, así que, lo demás, tenéis que completarlo vosotros, quien sabe, si el próximo sábado.

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